Comida de Navidad

Así es, hoy he tenido la última comida de Navidad del 2009. Se trataba de tener un almuerzo con el equipo que me ayuda a desarrollar el negocio en una de las áreas que se encuentran bajo mi responsabilidad. Empezamos a barajar y proponer fechas en noviembre del 2009, y después de desestimar, posponer y aplazar mil veces el evento por diferentes motivos, hemos acabado celebrando el mismo hoy martes.

Aparte de la anécdota de la fecha, quiero señalar la profesionalidad y entusiasmo que este equipo le pone a su labor diaria. Trabajan "en casa del cliente" -en este caso un área puntera en España a nivel tecnológico- y lo hacen con un cliente muy exigente donde los resultados de su trabajo tienen mucha visibilidad. Son 4 personas jóvenes, muy preparadas, sin complejos y con ganas de divertirse dentro y fuera de su trabajo... y así lo hacen, no sólo porque disfrutan con las tareas que llevan a cabo sino también porque el cliente les reconoce como piezas claves dentro del engranaje, les motiva, les tiene en cuenta, y hace equipo con ellos. Y esto es de cajón porque fruto de esa simbiosis de buen rollo cliente-proveedor hay un beneficio mutuo cuya consecuencia sólo puede ser el éxito en todo lo que producen. Cuando hablas con ellos, transmiten pasión por todo lo que están haciendo, se les ve involucrados al 100%. Saben que hay crisis, que las empresas andan en "liquidación" de personal, pero es tal su confianza y fuerzas que no gastan un minuto de su tiempo en autoflagelarse con preocupaciones estériles y comeduras de coco.

Este es un ejemplo real de cómo deberíamos todos afrontar nuestro día a día. Muchas veces nos "montamos" auténticas películas mentales...de terror diría yo, donde siempre somos la víctima que sufre toda una conjunción de males provocados por todo lo que nos rodea. Si nos desayunamos con estos pre-juicios, acabamos de sentenciar toda la jornada que aún no hemos apenas iniciado.

He disfrutado mucho con el buen rato que hemos pasado, no es la primera vez que nos juntamos ni será la última. Rodearse de gente con buenas vibraciones y evitar a los zombies que habitan entre nosotros es siempre un ejercicio saludable que nos convierte en antena para captar toda esa energía positiva.

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