Enemigo


     Busco al peor de mis enemigos y lo imagino oscuro, falso, envidioso, lleno de rencor y odio. Trato de representarlo físicamente y observo a un hombre, nunca una mujer. Es de estatura media, delgado y anguloso, expresión chulesca pero distraída como si no fuera con él la cosa. Apenas tiene boca cuando calla. Sus ojos grises y fríos como el mármol se clavan en mí mientras hablo. Yo le observo y de su mirada sale el desprecio que su mente destila. Me siento desnudo ante su insolente y gélida soberbia. Cada palabra que brota de su muda boca me golpea como un mazo y noto que se desgarra algo en mi interior. Sin embargo, registro cada rincón de mi existencia tratando de encontrarle, y no lo consigo. No hay nadie así en mi vida y si lo hubo lo olvidé. Quizá tenga idealizado a mi enemigo y espere mucho de él. A lo mejor, por mis años, ya va llegando la hora de que me busque enemigos más asequibles que pueda adoptar. Siento a la vez temor y vergüenza por no tener aún nadie que me suministre la infelicidad necesaria para presumir de ello. De momento seguiré disimulando para no llamar la atención.

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