Los lunes al sol o los lunes al fluorescente


"Para millones de españoles hoy es un día triste: mañana vuelve a ser lunes. A primera hora sonará el despertador y se levantarán de la cama a regañadientes para ir a trabajar, entrando en una rueda de la que no saldrán hasta el viernes por la tarde.(...)".

Así comienza el artículo de Borja Vilaseca titulado "Explotación remunerada" publicado en el suplemento de negocios de El País ayer domingo. Borja deja constancia del actual sentimiento predominante que existe en una gran mayoría de los empleados que forman parte de muchas empresas españolas. Empresas dueñas de nuestro tiempo y energía que, a cambio de un salario, condicionan nuestro estilo de vida. Horarios interminables para ejecutivos de elegantes trajes que se encuentran presos en una jaula de oro. Parece ser que el ámbito de la Auditoría, de la Consultoría y de los Despachos de abogados es donde más extendida se encuentra esta práctica basada en la extensión del horario hasta rozar el "24x7".

Con la que está cayendo, puede parecer algo obsceno publicar un artículo quejándose del exceso de trabajo que condiciona la vida de las personas con un empleo. Sin embargo, y justificado con razón, o sin ella, precisamente por el momento de crisis que atravesamos, pudiera darse la excusa perfecta para que "los afortunados" que se salven del pertinente ERE queden a merced de la empresa para que, bajo un juego perverso de sentimientos de lealtad y culpa, se deslomen de sol a sol realizando todo el trabajo de sus dos o tres ex-compañeros amortizados.

Como muestra un botón: el viernes pasado, a última hora, en mi trabajo, captaba la siguiente conversación entre dos compañeros:

- Para el lunes tenemos que tener la presentación terminada del cliente X
- No sé si nos dará tiempo ya que en este fin de semana tenemos que hacer la oferta que nos ha pedido Z y también hay que terminar el documento para Y.

Me quedé reflexionando sobre esto que acababa de oír. El asunto no era ya llevarse puntual y excepcionalmente una tarea a casa el fin de semana, sino ver de que manera se podían encajar tres trabajos con el objetivo de cumplir las fechas comprometidas con X, con Y y con Z. Y lo peor es que esto empieza a ser lo habitual.

Con este panorama, es entendible que grandes profesionales, con una sólida formación, empiecen a odiar su trabajo, y los domingos se conviertan en días que anticipan la vuelta a un mundo gris, donde no existe la motivación, el consumo de la tarea por la tarea, una tras otra, y así hasta que el día llega a su fin y sólo quedan fuerzas para repostar y dormir (si las responsabilidades y tareas no terminadas lo permiten).

Desde luego el entorno no acompaña. Sin embargo la última palabra la seguimos teniendo nosotros. Nosotros decidimos. La vida la vamos diseñando momento a momento. Depende exclusivamente de nosotros dejarnos arrastrar por las situaciones desfavorables o ponerlas en valor. Siempre tenemos alternativas ante un problema. Nuestra vida es una sucesión de decisiones. Podemos elegir divertirnos o deprimirnos. El pensamiento positivo es vital. Sólo desde este "balcón" podemos enfrentarnos a lo que hoy toca. Y cuando algo sale mal y nos equivocamos (mal rollo si esto no pasa) aprendemos la lección, echamos la experiencia a la mochila y continuamos el camino siendo un poquito más sabios.

Adjunto el link del artículo anteriormente mencionado:

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