TAREAS DE JARDINERÍA

Hoy es domingo, me he levantado a las 7.00h. Tomé esta costumbre de adelantar un poco mi despertar este día de la semana cuando me di cuenta que mis activos emocionales crecían mejor dedicándoles ese ratito de la mañana. Son tareas de mantenimiento muy básicas las que realizo: escribir, reflexionar, leer... y siempre acompañado de un estupendo café. Me siento bien en esos instantes mientras sé que las personas que quiero descansan ajenas a mi actividad. Les dedico algunos pensamientos que me hacen recordar y tener presente en todo momento lo que es importante en mi vida. Pero también reflexiono sobre otras personas, hechos y comportamientos de la semana ya pasada que merecen una moviola para determinar si fue o no penalty, o si la próxima vez tengo que sentar un defensa y sacar un delantero, o si debo hablar más con el entrenador, o incluso entender las razones de la brutal entrada que recibí sin venir a cuento aparentemente. Pero siempre desde la distancia, con perspectiva, con neutralidad, que es como deben elaborarse los buenos análisis. Recuerdo una lectura de hace tiempo donde comparaba nuestra mente con un jardín al que hay que cuidar, abonar, regar y, sobre todo, reservar de las malas hierbas, las cuales hacen su aparición como un brote, pero, de no erradicarlas, echan raíces y pueden contaminar todo nuestro jardín. Es un tema de higiene básica para mi, limpiar la mente de sustancias tóxicas a tiempo, evita las caries y el sarro del cerebro.

Por cierto, hablando de moviola, aprovecho y recuerdo lo que decía sobre esto el director y guionista Garson Kanin:

"Para mí, una Moviola es una cosa maravillosa. Si se utiliza correctamente, puedes lograr que el tiempo corra hacia adelante o hacia atrás, rápido o despacio; puedes detenerlo y permanecer donde quieras por un segundo; puedes quitar las partes que no te gustan, mientras que las que te agradan las puedes volver a vivir una y otra vez. En cierto modo, es mejor que la vida misma."

Es genial y además al alcance de todos nosotros sin tener que hacer ningún desembolso económico.

A continuación unas líneas para comentar una de las últimas lecturas que he realizado, se trata de MEMORIAS DE UN PRESO de MARIO CONDE.

Mi acercamiento a Mario Conde viene de finales de 2008. Hasta entonces, la imagen que yo tenía de este personaje era la de un ex-banquero, de mucho éxito en su momento, que ve truncada su trayectoria por un delito de apropiación indebida por el que es condenado y metido en prisión. Nunca más le dediqué otro tiempo al tema ni profundice en aspecto alguno.

Sin embargo, llega a mis oídos en aquellos momentos, que este señor ha publicado un libro llamado "El camino del Tao", el cual es fruto de su acercamiento y estudio del Taoísmo a través de su libro más importante, "El libro del Tao" (Tao Te Ching) escrito en el año 600 a.C. por Laozi. Mario Conde se sintió fascinado por esta filosofía y, en las largas madrugadas en la prisión, se dedicó a recopilar las diferentes traducciones de los versos del maestro Laozi en un sólo tomo. Así describe el propio Mario como fue este proceso:

"Un libro y otro. Varias versiones. Me acordaba de una y de otra. Empecé a compararlas. Hice un alto en el camino y abordé Sufismo y Taoísmo. A partir de ese instante, finalizada la obra, deglutido su contenido, ya nada volvería a ser como antes. El mundo había penetrado dentro, eso que se suele significar afirmando que pasó a formar parte del torrente sanguíneo".

Me sentí muy interesado por esta apertura y conversión del personaje hacia lo espiritual y empecé a husmear en su blog de reciente creación. Allí encontré tratamientos originales y profundos a los temas sociales, políticos y espirituales principalmente. Fue en ese blog donde conocí el proyecto "Memorias de un preso". Esta obra trata, cronológicamente, la etapa que consumió en prisión (hasta tres veces ingresó en un período de 10 años). Mario Conde es muy crítico con la justicia y los graves sucesos acontecidos que, de ser verdad, dinamitarían el Estado de Derecho. Mantiene que el poder no quiere quedarse sujeto a las normas jurídicas, y por ello inventaron el concepto "razón de Estado", comodín que no conoce más límites que los que el que pilota la nave del Estado quiera darle:

"La violencia son los hidratos de carbono y las proteínas del poder, aunque ahora se la vista -mejor sería decir disfraza- con el ropaje de eso que llaman Derecho, un producto mental teóricamente diseñado para encauzarla, corregirla y limitarla; aunque ya sabemos que con las cosas de comer no se juega y por eso, inventado el Derecho, se creó paralelamente la razón de Estado"

Pero también el autor narra su día a día en Alcalá-Meco, su convivencia con el resto de reclusos y, lo que para mi es más valioso de este libro: los pensamientos del ex-banquero en esta difícil situación:

"Estaba ante una prueba vital, un test de mí mismo, de mi fortaleza interior, un mecanismo para comprobar hasta dónde podía llegar en el proceso de convertir en comportamientos vitales mis esquemas intelectuales y existenciales"

"Por eso decidí que los conceptos básicos de mi arquitectura intelectual había que dejarlos en la entrada, al igual que la agenda, los gemelos o el dinero. Dentro, de nada te sirve pensar en lo "justo" o "injusto" de tu situación. Antes al contrario: ese tipo de "comecocos" solo sirven par entrar en depresión y que te manden a la enfermería"

"Mi obligación era superar la prueba, sobrevivir, no hundirme, no caerme, no cejar, no abandonar. Y sobrevivir exige serenidad mental. Son demasiados los que se mueren porque no resisten la presión emocional de verse encarcelados. Así que ese era el objetivo en el que concentrar las fuerzas internas y exteriores"

"Su presencia me enviaba a mis tesis del fallo estructural del producto humano"

"No eran palabras. Solo ruidos. El ruido inundaba el silencio de la noche. Golpes y voces componían la más extraña de las sinfonías, la que nace fruto de las almas encarceladas. En cada golpe, en cada grito, una rebelión. Quizá debería ser una esperanza porque era un año menos para salir. Pero en realidad se trataba de un año menos para vivir. La vida se consumía y el año dilapidado en prisión era irrebatible. La rebelión frente al pasado, frente a la certeza de lo destrozado que no puede matar la incertidumbre de lo por venir".

Acompañan la lectura el estilo directo del autor así como los recursos que utiliza para describir escenarios y situaciones. Todo ello permite una conexión inmediata del lector con esta historia vital que, como dice la contraportada del libro es "Un relato, sencillamente, abrumador".